Durante varios meses, a través de los medios de comunicación, en las redes sociales, en
testimonios informales de ciudadano y de mi propia esposa en la casa, he recibido la
queja sobre el color, sabor y olor desagradable del agua potable que se suministra a la
población de Santiago.
Con frecuencia, por las lluvias torrenciales que cada vez azotan más a nuestra isla
durante eventos hidro-metereológicos virulentos, tenemos episodios de incrementos
súbitos y breves de la turbidez de las aguas, que pueden no ser bien manejados por los
sistemas de tratamiento, pero que se reducen en pocas horas o días.
Pero en los últimos meses la situación parece estacionada, el agua con color marrón-
amarillento mancha la ropa y ofrece un aspecto como de un té, que genera inseguridad.
En horas de la mañana ciudadanos atestiguan que siente olores anormales en el agua y
por supuesto un sabor inusual. Esto no es simplemente turbidez.
El hierro y el manganeso son elementos comunes y ampliamente distribuido en estratos
rocosos y otros suelos (especialmente el hierro). Las cantidades de hierro presente en
las aguas naturales están determinadas por diversos procesos químicos, como la
oxidación-reducción; la precipitación y disolución de hidróxidos, carbonatos y sulfuros;
especialmente con materiales orgánicos; y el metabolismo de plantas y animales.
Las concentraciones de hierro disuelto en las aguas superficiales oxigenadas rara vez son
superiores a 1 mg/L., pero las aguas superficiales no oxigenadas, como las aguas
profundas de lagos y embalses estratificados (como las presas de Tavera y Bao), pueden
contener considerablemente más hierro. El nivel máximo de contaminación del hierro
para los sistemas públicos de agua es de 0,3 mg/L y para el manganeso es de 0.05 mg/lt
Hasta ahora, no se han identificado efectos perjudiciales para la salud relacionados con
estos elementos. Sin embargo, altas concentraciones de manganeso pueden acelerar el
crecimiento biológico en los sistemas de distribución y causar problemas de sabor y olor
en el agua. La oxidación química seguida de filtración es el método aceptado para
eliminar el hierro y el manganeso cuando sus concentraciones superan los 10 ppm.
No tenemos razones para dudar del interés y preocupación de las autoridades de
CORAASSAN para enfrentar y erradicar esta situación, no obstante, llamamos la
atención sobre este punto, para que no se pase por alto, y se pueda reducir o erradicar
esta molesta situación que se ha prolongado en exceso.